La transición hacia una movilidad más limpia es un tema candente en todo el mundo, y América Latina no es la excepción. En países como Colombia, la adopción de vehículos híbridos se ha promovido como parte de la estrategia para reducir el consumo de energía y las emisiones contaminantes. Sin embargo, un reciente estudio publicado en el World Electric Vehicle Journal sugiere que las expectativas sobre los beneficios de los vehículos híbridos podrían estar siendo demasiado optimistas.

¿Qué dice el estudio?

Aunque la penetración de los vehículos híbridos en el mercado está en aumento, su impacto real en la reducción de emisiones y el consumo de energía parece ser más limitado de lo que muchos esperaban, especialmente en un contexto donde los vehículos convencionales siguen siendo la opción predominante. En el caso de Colombia, por ejemplo, el crecimiento de los híbridos ha tenido un impacto insignificante en términos de reducción de consumo energético y emisiones de CO₂, en comparación con un escenario en el que su promoción fuera más limitada. Solo en situaciones donde se adopte una estrategia acelerada de vehículos híbridos y eléctricos se logran observar beneficios relevantes.

No todos los híbridos son iguales

Una de las conclusiones clave del estudio es que no todos los vehículos híbridos ofrecen los mismos beneficios. Los Mild Hybrid Electric Vehicles (MHEV), que se limitan a apoyar el funcionamiento de accesorios y el arranque del motor, muestran una reducción de consumo de solo entre el 3.1% y el 4.3%. Esto significa que su impacto en la eficiencia energética y las emisiones es modesto.

En cambio, tecnologías más avanzadas como los Hybrid Electric Vehicles (HEV) y los Plug-in Hybrid Electric Vehicles (PHEV) tienen un mayor potencial para mejorar la eficiencia de combustible y reducir las emisiones de gases contaminantes. Estos vehículos representan una opción más viable para lograr un cambio sustancial en la reducción de la huella de carbono en el sector automotriz.

¿Qué se proyecta para el futuro?

Según las proyecciones, para el año 2040 la flota de vehículos livianos de Colombia podría crecer un 19.8% cada cinco años, alcanzando cerca de 10.9 millones de vehículos. De este total, se estima que los vehículos híbridos representarán entre un 3.9% (autos) y un 5.3% (SUVs y vans). Entre los híbridos, los HEV dominarían el mercado, seguidos por los PHEV y, en menor medida, los MHEV.

A pesar de la mejora en las normas de emisión de vehículos, el desafío de reducir significativamente el CO₂ persiste, principalmente debido al dominio de los vehículos convencionales, que siguen representando una parte importante de la flota vehicular.

¿Qué pueden hacer los gobiernos?

El estudio plantea dos recomendaciones clave para los gobiernos con el fin de acelerar la transición hacia una movilidad más limpia:

  1. Incentivar la compra de HEV, PHEV y vehículos 100% eléctricos: Para que los beneficios sean más notables, es crucial fomentar la compra de vehículos con tecnologías más avanzadas y eficientes.

  2. Enfocar los incentivos solo en vehículos eléctricos (excluyendo híbridos): De esta manera, se podría acelerar la transición hacia una movilidad totalmente eléctrica, que es el objetivo final para reducir las emisiones de gases contaminantes y alcanzar un futuro más sostenible.

Algunas medidas concretas que podrían adoptarse son:

  • Deducciones de impuestos sobre la renta para la compra de vehículos híbridos eficientes, similar a lo que se ha implementado en España.

  • Reducciones graduales del impuesto a la circulación de HEV y PHEV, como se realiza en Chile.

Finalmente, si bien los vehículos híbridos representan un paso positivo hacia la movilidad más limpia, su impacto real depende en gran medida de las tecnologías adoptadas y del ritmo con el que se renueva la flota vehicular. Para que los países de América Latina puedan alcanzar sus metas de energía limpia y mejorar la calidad del aire, será necesario un enfoque más ambicioso y selectivo en las políticas públicas, con un énfasis particular en los vehículos totalmente eléctricos y las tecnologías más avanzadas.

La transición hacia un transporte más limpio no es una tarea fácil, pero con políticas adecuadas, se puede lograr un futuro más sostenible para todos.

 
 
 

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